domingo, 21 de septiembre de 2014

Ell@S

Ell@s.

Reconozco con resignación, la fuerza indómita de mis emociones, pero cuando estas son positivas es una gozada tener la suerte de poder sentir tan a flor de piel…

He pasado un fin de semana estupendo. Aún no sabía sobre qué iba a escribir esta vez, y ell@s, a los que he dedicado mi tiempo, me han dado la respuesta.
Así que continúo el esbozo de mi camino hacia el ser manifestando parte de lo que soy hoy: pura alegría.
Para explicar por qué, no tengo más remedio que hablar de ell@s.

Poseo más de lo normal. Y, al contrario de lo que se dice, a mi me faltan dedos de las manos y de los pies para contabilizar los que son DE VERDAD.
Algunos aparecieron hace 37 años, otros están apenas uno. Pero todos tienen un lugar insustituible en mi corazón.
Han abierto generosamente sus hogares y sus almas para mí. Incluso hay quien me ha convertido en parte de su familia.

Ell@s me enseñaron tantas cosas...
Me mostraron la naturaleza y cómo amarla. Me descubrieron mis errores y el valor del perdón. Me instruyeron en el arte de pasarlo bien. Me sostuvieron cuando más los necesité. Me oxigenaron cuando no me quedaba aire para respirar. Me reprendieron cuando me equivoqué. Me enseñaron a respetarlos cuando fueron ellos quienes se equivocaron. Me guiaron como grandes Maestros. Me acompañaron cuando la soledad hacía mella. Y ahora me siguen enseñando, cada día que paso con ell@s.

Siento que me quieren, tal como soy, con mi endemismo y mi idiosincrasia. Me quieren. Y ya está. Y no sé si lo merezco o no, ni por qué tengo tanta suerte. Pero sé que mi universo está plagado de estrellas, y siento una profunda gratitud por ello.
Es verdad que salen y entran de la vida. Pero en mi caso, una inmensa mayoría se queda.  

Los hay de Lorca, de Murcia , de Toledo, de Galicia, de Francia… Los hay con más suerte y con menos. Los hay iconoclastas y prosistema. Los hay Maestros y descreídos. Confiados y silenciosos. Expansivos y tímidos. Cercanos y esquivos.
Los hay de todas las profesiones, y de varias religiones. Casados y singles. Con hijos y sin ellos. Aventureros y conservadores.
Todos mis amigos y mis amigas son parte responsable de lo que ahora yo SOY.
Por ello:
¡Gracias a todos! Me siento en deuda. Vuestra presencia me anima y exhorta a seguir buscando, a seguir creciendo para compartir con todos mis hallazgos, para devolver un poco de tanta luz recibida, de tanto cariño, de tanta nutrición. Así pues, vaya hoy mi esfuerzo dedicado a todos los que, junto a mi familia, me acompañan en este precioso camino que llamamos Vida.

Namasté.


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