miércoles, 3 de septiembre de 2014

Mi alumno Raúl

Raúl no es Raúl, pero su nombre ahora no tiene importancia.
Raúl es un alumno que llegó a mi instituto habiendo repetido un curso de Primaria.
Con la intención de conocer a los alumnos de nuevo ingreso, me acerco a principios de julio a los colegios para charlar con los tutores y directores y escuchar, de primera mano, quién es cada niño que llega a mi centro. Puedo hacerlo porque soy jefa de estudios adjunta. Y me encanta.
Raúl era un niño querido. Sólo me advirtieron de que era muy influenciable y que lo más importante para él era cuidar sus compañías.
Raúl, además, es un niño grande, muy grande. Impone. Así que mejor tenerlo de tu lado, por si acaso...
Secundaria es otro mundo, nada que ver con el "segundo hogar" que son los colegios. La tutoría es relativa, y se dan por sentadas muchas cosas que constituyen un proceso que, en la mayoría de los casos, está sin culminar: autonomía, responsabilidad, autoestima, confianza, madurez... Así que en mi instituto pensamos que Raúl era autónomo y responsable, que tenía una autoestima sana y que confiaba en sus capacidades, las cuales por madurez debería ya conocer. Pero, como tantas veces, no fue así.
El curso pasado, aun intuyendo el profesorado que se trataba de un alumno noble, estuvo en Jefatura de Estudios cosechando no pocas reprimendas y un nutrido número de medidas educativas. Creo que todas las que existen.

Hoy le he visto entrar al despacho de dirección y he entrado detrás, a ver qué se cocía. Allí estaban su madre, Raúl, y su hermano pequeño, con un daño cerebral severo.
Apenas he podido decir algo con sentido porque mi atención se ha focalizado en cómo Raúl trataba a su hermano. No se veía fingido por más que yo no pudiera creerlo. Raúl hablaba con suavidad, intentaba sujetarlo con dulzura cuando el pequeño intentaba zafarse de él, se reía con cariño de sus inconscientes empecinamientos, justificaba ante mi su actitud:
"- Profesora, le hemos dicho que veníamos al instituto y sólo quiere ir a una clase a aprender"

Este año Raúl será alumno mío, y he dado gracias al Universo por ello. Necesito la oportunidad que mi trabajo me brinda, para intentar que Raúl descubra el ser tan maravilloso que es y su capacidad increíble para tratar con niños con dificultades. Esa o cualquier otra capacidad que yace seguro escondida tras todas las creencias limitantes que  Raúl debe tener de sí mismo. Las escuchó de los adultos y las creyó. Igual fracaso, pero merece la pena el riesgo.

Intento como loca buscar la fórmula que me ayude en mi camino, porque estoy segura de que la prusiana hace décadas que no funciona, si es que alguna vez lo hizo. Las ideas fluyen desbocadas en mi cabeza. Abandono el libro de texto, y me lanzo al maravilloso mundo de la innovación educativa, la cual siempre he estado rozando, pero ahora acompaño de acciones concretas e investigación. Además de mi propia iniciativa, el mundo está lleno de personas que pueden guiarme, y estoy dando, poco a poco con ellas.
Otro día hablaré de esos gurús. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario